bromselick
8/29/2006 6:11:00 PM
Reportaje a Soraya Castro Mariño,
del Centro de Estudios de la Universidad de La Habana --
Paula Lugones,
Clarín --
A pesar de que Fidel Castro ha cedido temporariamente el gobierno
cubano, Soraya Castro Mariño no avizora cambios en la relación La
Habana-Washington en el corto plazo.
nvestigadora del Centro de Estudios sobre EE.UU. de la Universidad de
La Habana, Castro Mariño cree que la política de la Casa Blanca hacia
la isla es básicamente una "filosofía de castigo" y que sólo será
posible un avance cuando haya un recambio generacional tanto en Cuba
como en Miami.
De visita en nuestro país para la Segunda Jornada jurídica
Cuba-Argentina en la Universidad Nacional de La Plata, y para dictar un
curso en el Instituto de Relaciones Internacionales de la UNLP, Castro
Mariño dialogó con Clarín.
-¿Es éste el momento para un cambio en las relaciones entre Cuba y
EE.UU.?
-No va a haber cambios. El gobierno de EE.UU. ya lo tenía muy
definido, antes de la operación de Fidel Castro. El mes pasado
Washington reveló un documento donde planteaba que no admitiría un
gobierno encabezado por Raúl o Fidel, aun electos a la manera
norteamericana. La Casa Blanca ha planteado que no quiere una
sucesión, sino una transición. El paradigma iraquí está muy
presente: un modelo de tránsito que debe tomar una serie de medidas
como la convocatoria de elecciones libres y multipartidistas.
-¿Cree que EE.UU. alienta una solución militar?
-Si bien la guerra en Irak nos mostró que EE.UU. está dispuesto a
actuar unilateralmente, desde el punto de vista táctico, la situación
estadounidense en Oriente Medio es tremendamente complicada como para
que inicie una acción militar al estilo iraquí no sólo en Cuba sino
en cualquier lugar del mundo.
-Pero podrían promover alzamientos internos.
-Luego de que se operó Castro, las declaraciones iniciales de la Casa
Blanca fueron cuidadosas. Si le quitabas la retórica a las palabras de
George Bush, se veía una preocupación sobre una oleada ilegal que
pueda desestabilizar la frontera sur en un momento delicado para EE.UU.
-Buena parte de los dirigentes opositores dentro de la isla se
mostraron en contra de una intervención de EE.UU.
-Esto tiene mucho que ver con el sentimiento nacional en momentos de
crisis en donde la unidad es necesaria. Quizás desde el cono sur
cueste trabajo comprender esta lógica, pero la República de Cuba
surge bajo la intervención de tropas norteamericanas. Nuestra primera
Constitución tiene una enmienda (la Platt), que regula las relaciones
con EE.UU. Es decir que desde el punto de vista de la cultura política
hay un sentir de que los cubanos tenemos derecho de decidir nuestro
futuro y que el designio no puede venir desde el imperio.
-Desde la perspectiva cubana, ¿qué debe hacer EE.UU. para mejorar las
relaciones?
-El derecho internacional, el principio de no intervención, el respeto
a la historia y la vocación independentista de ambos países sería un
punto importante de partida. Para ser honesta, no creo que la
administración tenga una voluntad política con respecto a Cuba.
-¿Por qué?
-Porque Cuba no sólo es una variable de política externa, sino
también de política doméstica. No podemos perder de vista las
elecciones de noviembre, y la presidenciales de 2008 donde Florida, con
un electorado cubano importante, es un estado clave. Además, yo no
conozco casos en que EE.UU. haya negociado con los líderes históricos
de revoluciones. Ni en China, ni en Vietnam.
-¿EE.UU. podría apoyar una salida a la China, con una apertura
económica, pero no política?
-Hubo una época de apertura cubana, donde se tomaron una serie de
medidas económicas liberales. Los agricultores de EE.UU. pueden vender
sus productos a Cuba. Yo no creo igual que la presión industrial pese
lo suficiente. Cuba no es China en términos de mercado. Pero lo que
pasó en los '70, con la política hacia China, no deja de ser un
paradigma interesante.
-¿Pero sólo será posible cuando se muera Fidel?
-Quién sabe, a lo mejor ni siquiera la muerte de Fidel lo logre. Es
que la filosofía de EE.UU. es de castigo. Y no creo que cambie con la
muerte del comandante. A eso hay que darle un tiempo. No tengo idea de
cuánto. Como Cuba generacionalmente está cambiando, también la
derecha radical en Miami está muriendo y hay nuevas generaciones que a
lo mejor son mucho más sensibles a una negociación más pragmática.