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Fidel, un hito de la revolución continental

bromselick

8/23/2006 2:00:00 AM

Hugo Gómez --
2006-08-22 --




"Fidel no es inmortal. Ni más faltaba. Sólo que "el caballo",
como también lo conoce afectuosamente su pueblo por su corpulencia y
su vitalidad incansable, se irá un día como vino, con las botas
puestas, dejándonos la lucidez de su visión histórica y la dignidad
del hombre que no toleró, no tolera ni tolerará jamás yugo alguno,
ni la marca de esclavo sobre su piel y la piel de Cuba. La muerte es el
único hecho material, natural, ineluctable, aún invencible. Por eso
Fidel se irá materialmente un día, sin que haya podido contrariar ese
designio de la naturaleza. Se irá sólo materialmente, no se sabe
adonde, pero ahito, con las alforjas llenas de servir al Pueblo pueblo,
que depositó en él toda su confianza y al que no ha defraudado. Sin
duda su viaje de ida será victorioso, fervorosamente acompañado por
el pueblo, de la misma manera como fue aclamado a su entrada en la
Habana al frente del ejército popular libertador, aquel inolvidable
para los pueblos del mundo 1° de enero de 1959. (...) "Por lo pronto,
para rabia de todos los explotadores y reaccionarios del mundo unidos,
aún sigue aferrada su corpulencia a la tierra fértil de Cuba
revolucionaria."

"¿Qué es la historia de Cuba sino la historia de América Latina?
¿Y qué es la historia de América Latina sino la historia de Asia,
África y Oceanía? ¿Y qué es la historia de todos estos pueblos sino
la historia de la explotación más despiadada y cruel del imperialismo
en el mundo entero?" (Segunda Declaración de la Habana-Fidel)

"La primera revolución social de toda la zona del Caribe y la más
profunda de las revoluciones americanas" ( Fidel)

" Esta Gran humanidad ha dicho: ¡ basta¡ y ha echado a andar" (
Segunda Declaración de la Habana).

Cuando Fidel ha cumplido ochenta años y yace convaleciente por el
trajín revolucionario, y los buitres baten alegres sus alas imaginando
estúpidamente un festín de presa fácil; cuando Cuba acoge,
nuevamente como anfitrión, a la XIV Cumbre del Movimiento de Países
No Alineados", que tendrá lugar en La Habana durante los días 11 a
16 de septiembre de este año, se me ocurre oportuno y provechoso
volver al capítulo inicial de la Revolución Cubana de los años
sesenta del siglo pasado, por la enorme vigencia y la actualidad que
cobran los acontecimientos de aquella época, ahora cuando emergen en
Latino América nuevas condiciones para el impulso revolucionario de
sus pueblos.

La excepcional personalidad de Fidel, que así ha pasado a llamarse en
la posteridad, simplemente como el otro: Che, es, ni más ni menos, la
excepcionalidad de la Revolución cubana como un singular fenómeno
social, político y militar en la historia de Cuba, de las Antillas,
de Latino-América y del Tercer Mundo en su lucha contra la
explotación y opresión capitalistas y contra la ocupación y
dominación colonial e imperialista de las grandes potencias .

En 1959, cuando triunfa la rebelión cubana contra la tiranía de
Batista, África estaba aún totalmente colonizada y Asia aún no
había alcanzado su total liberación. No muy diferente era la
situación colonial de un puñado de naciones americanas,
particularmente en la región de las Antillas y el Caribe, y los
Estados Unidos de Norteamérica, ejercía un dominio imperial y
hegemónico desde sus fronteras al sur del Río Grande hasta el extremo
sur del continente americano, caracterizado por la ocupación colonial
de más de un país, la invasión y la intervención permanentes y la
implantación de dictaduras sanguinarias y gobiernos corruptos, al
servicio absoluto de sus intereses.

Pero es también , una época marcada por las luchas independentistas,
anticoloniales y por la liberación social de los pueblos de los tres
continentes: africano, asiático y americano, Cuba, como nación y como
pueblo, pese a su reducida dimensión territorial y a su escasa
población, asumió desde el primer momento del triunfo contra la
tiranía batistiana una posición de liderazgo en esa contienda popular
universal , en la que fueron y han sido desde el primer momento
factores determinantes: uno, la capacidad, lucidez y coherencia de sus
dirigentes, Fidel a la cabeza, para proponer y ejecutar los cambios
revolucionarios precisos y posibles; dos, los claros objetivos
estratégicos: políticos, económicos y sociales diseñados y
proclamados desde el primer gobierno rebelde y por la Asamblea General
Nacional del Pueblo de Cuba; y un tercer factor, la unidad, la
organización, la participación y movilización populares en torno a
los postulados y reformas democráticos y revolucionarios proclamados,
para desarrollarlos y defenderlos con firmeza. De esta manera, el
pueblo y la nación de Cuba, por fuerza de la responsabilidad que
asumió como nación y como pueblo de manera consecuente y heroica
frente al imperialismo norteamericano y contra toda forma de opresión
colonial , se convirtió en uno de los ejes principales de las luchas
de liberación social no solo de todo el continente latinoamericano,
sino de las luchas por la independencia y contra la opresión colonial
de los pueblos de África y Asia.

Fidel subía al podio de la rebelión tricontinental contra el
colonialismo e imperialismo, junto a grandes figuras del afro-asiatismo
de aquella época como Sokarno, Nehru, Nasser, N´krumah, Sekou Touré,
pero con una visión mucho más enriquecida y profunda del papel
revolucionario de los pueblos mismos de cada país sometido, en la
transformación radical de las relaciones sociales de clase opresoras.

La historia de Fidel y de Cuba, desde entonces, ha estado
íntimamente ligada al internacionalismo y a la solidaridad activa y
militante con los pueblos y trabajadores del mundo. Siempre en la
primera línea de fuego, asumiendo responsabilidades y enormes riesgos
en los avatares del movimiento revolucionario del Tercer Mundo y
contribuyendo, con un destacado papel protagonista, al proyecto de
integración de los pueblos latinoamericanos.

Ya a comienzos de 1960, recién instaurado el gobierno rebelde en la
Isla, Fidel había lanzado por primera vez la idea de una gran
conferencia del Tercer Mundo en la Habana., a la que solo respondieron
favorablemente México, Venezuela y Panamá, rehusando los demás
países, con pretextos diversos, más o menos intimidados por
Washington la mayoría de los dirigentes de los países
solicitados..Este episodio vino a ser clave en el curso que seguiría
la revolución cubana, pues la respuesta hostil de Washington fue
convocar a todos los gobiernos latinoamericanos sometidos a su eje, a
una reunión en agosto de ese mismo año de 1960 en la capital de
Costa Rica, de donde surgió la famosa " Declaración de San
José" , que contenía una condena al gobierno cubano y una
declaración de guerra a la revolución cubana..Más rápida fue la
respuesta del gobierno cubano, que convocó el 2 de septiembre de 1960,
en la Habana, en la Plaza de la Revolución, la "Asamblea General
Nacional del Pueblo de Cuba", para proclamar a la faz de los pueblos
del mundo los principios de la "Primera Declaración de la Habana".

Quiero destacar un trozo de esa proclama, vigente cuarenta y seis años
después, por su extraordinaria comprensión de los males y horrores
que todavía hoy padecen los pueblos latinoamericanos y del Tercer
Mundo a manos del feroz imperialismo, por su vigorosa condena y por
desbrozar un camino que permanece abierto a los derechos de los demás
pueblos:

"La Asamblea General Nacional del Pueblo de Cuba expresa la
convicción cubana de que la democracia no puede consistir sólo en el
ejercicio de un voto electoral, que casi siempre es ficticio y está
manejado por latifundistas y políticos profesionales, sino en el
derecho de los ciudadanos a decidir, como ahora lo hace esta Asamblea
General del Pueblo de Cuba, sus propios destinos. La democracia,
además, sólo existirá en América Latina cuando los pueblos sean
realmente libres para escoger, cuando los humildes no están reducidos
por el hambre, la desigualdad social, el analfabetismo y los sistemas
jurídicos, a la más ominosa impotencia.

Por eso la Asamblea General Nacional del Pueblo de Cuba: Condena el
latifundio, fuente de miseria para el campesino y sistema de
producción agrícola retr6grado e inhumano; condena los salarios de
hambre y la explotación inicua del trabajo humano por bastardos y
privilegiados intereses; condena el analfabetismo, la ausencia de
maestros, de escuelas, de médicos y de hospitales; la falta de
protecci6n a la vejez que impera en los países de América; condena la
discriminación del negro y del indio; condena la desigualdad y la
explotación de la mujer; condena las oligarquías militares y
políticas, que mantienen a nuestros pueblos en la miseria, impiden su
desarrollo democrático y el pleno ejercicio de su soberanía; condena
las concesiones de los recursos naturales de nuestros países a los
monopolios extranjeros, como política entreguista y traidora al
interés de los pueblos; condena a los gobiernos que desoyen el
sentimiento de sus pueblos para acatar los mandatos de Washington;
condena el engaño sistemático a los pueblos, por 6rganos de
divulgación que responden al interés de las oligarquías y a la
política del imperialismo opresor; condena el monopolio de las
noticias por agencias yanquis, instrumentos de los trusts
norteamericanos y agentes de Washington; condena las leyes represivas
que impiden a los obreros, a los campesinos, a los estudiantes y los
intelectuales, a las grandes mayorías de cada país, organizarse y
luchar por sus reivindicaciones sociales y patrióticas; condena a los
monopolios y empresas imperialistas que saquean continuamente nuestras
riquezas, explotan a nuestros obreros y campesinos, desangran y
mantienen en retraso nuestras economías y someten la política de la
América Latina a sus designios e intereses.

La Asamblea General Nacional del Pueblo de Cuba condena, en fin, la
explotaci6n del hombre por el hombre, y la explotación de los países
subdesarrollados por el capital financiero imperialista.

En consecuencia, la Asamblea General Nacional del Pueblo de Cuba
proclama ante América :

El derecho de los campesinos a la tierra; el derecho del obrero al
fruto de su trabajo; el derecho de los niños a la educaci6n; el
derecho de los enfermos a la asistencia médica y hospitalaria; el
derecho de los jóvenes al trabajo; el derecho de los estudiantes a la
enseñanza libre, experimental y científica; el derecho de los negros
y los indios a la dignidad plena del hombre; el derecho de la mujer a
la igualdad civil, social y política; el derecho del anciano a una
vejez segura; el derecho de los intelectuales, artistas y científicos
a luchar con sus obras por un mundo mejor; el derecho de los estados a
la nacionalizaci6n de los monopolios imperialistas, rescatando así las
riquezas y recursos nacionales; el derecho de los países al comercio
libre con todos los pueblos del mundo; el derecho de las naciones a su
plena soberanía; el derecho de los pueblos a convertir sus fortalezas
militares en escuelas, y a armar a sus obreros, a sus campesinos, a sus
estudiantes, a sus intelectuales, al negro, al indio, a la mujer, al
joven, al anciano, a todos los oprimidos y explotados, para que
defiendan, por si mismos, sus derechos y sus destinos."

Es todo un ideario de la transformación social de los pueblos
latinoamericanos. Un programa revolucionario democrático y popular que
ha sido desarrollado y ejecutado por el gobierno de Cuba - Fidel al
frente- en menos de cincuenta años, con cotas de plenitud jamás
alcanzadas, ni en mínimas proporciones, por los demás Estados y
Gobiernos latinoamericanos en cerca de 200 años de democracia burguesa
y "cooperación" imperialista..Tampoco por los otros países del
llamado Tercer Mundo , sumidos en la pobreza, la enfermedad, el
desempleo, sujetos a la insaciable expoliación de sus recursos
naturales y a la explotación de la fuerza de trabajo en límites de
auténtica esclavitud, de tal manera reconocido por la opinión
pública mundial, que huelga mencionar país por país, territorio por
territorio, continente por continente. Un mundo cercado por Estados
Unidos y la Europa imperiales con sofisticados ejércitos de
mercenarios, poseedores del monopolio de las armas de destrucción
masiva y dotados de feroces fuerzas militares de interposición, en
realidad sinónimos de ocupación colonial; legitimados por Tribunales
erigidos por ellos mismos con jurisdicción universal, pertrechados con
leyes y jueces especiales especializados para aherrojar en las
cárceles de sus dominios universales a cuanto hombre, mujer, niño o
anciano osen levantar el grito de libertad., so pretexto de combatir el
terrorismo.

Fueron esos postulados de la Primera Declaración de la Habana los que
inspiraron las más significativas Resoluciones de la "Conferencia
latino-americana por la soberanía nacional, la emancipación
económica y la paz", reunida en Méjico en marzo de 1961, que , a
juicio de la militancia revolucionaria de la época, "da a la
solidaridad de los pueblos de América Latina su primera forma concreta
y organizada".

Cuba apareció, en palabras de Fidel, como " la primera revolución
social de toda la zona del Caribe y la más profunda de las
revoluciones americanas".

Respuesta por respuesta, el Gobierno de los Estados Unidos lanza a las
Playas de Girón, a escaso un mes de aquella Conferencia, en abril de
1961, un ejército de mercenarios, entrenados, avituallados y dirigidos
por la Agencia Central de Inteligencia (C.I.A), que en apenas setenta y
dos horas son derrotados por el ejército popular revolucionario de
Cuba. Esa victoria representaba el segundo gran triunfo militar de los
revolucionarios cubanos en apenas dos años en su propio territorio El
primero para tomar el poder, alcanzar la libertad de emprender la tarea
descomunal de transformación social ; este segundo para defender su
soberanía e integridad territorial y el derecho de su pueblo a decidir
su propio destino. Para los Estados Unidos de Norte América
representó su primera gran derrota política y militar en el
continente americano.

Con esa victoria cobró mayor impulso la transformación social
revolucionaria de Cuba, y con ellas el designio de Fidel y de los
revolucionarios cubanos de ver creada una organización a nivel
mundial de solidaridad revolucionaria. De hecho, al momento de la toma
del poder por el ejército rebelde cubano en 1959, ya existía la
Organización de Solidaridad de los Pueblos de África y Asia
(O.S.P.A.A.), concebida en la Primera Conferencia de Solidaridad en
1958, en El Cairo, y adoptada en la Segunda Conferencia en Conakry
(Guinea) en 1960. Tenían asiento en dichas Conferencias representantes
de gobiernos de países independientes y de movimientos de
emancipación de los dos continentes.

Es a esa misma O.S.P.A..A. a la que se dirige Fidel en el mismo año
1961 para proponer, por primera vez, en un mensaje suyo a la cuarta
sesión de su Comité Ejecutivo reunido en Bandoung, la convocatoria de
una " conferencia de solidaridad de los tres continentes", y que
volverá a proponer a la tercera Conferencia de la O.S.P.A.A, reunida
en Moshi, Tanganika en febrero de 1963, ofreciendo a La Habana como
sede, y en la que participa por primera vez un diplomático del mundo
latino-americano: el embajador de Cuba en Indonesia..

Finalmente, tendrá lugar en La Habana , en los días del tres al doce
de enero de 1966 esa "Primera Conferencia de Solidaridad con los
Pueblos de África, Asia y América Latina", conocida universalmente
con el nombre de "la Tricontinental", en la que se sentaron
representantes de gobiernos y de organizaciones de 82 países de los
tres continentes. Marcada por las divergencias ya existentes en el seno
del movimiento comunista internacional, que allí se hicieron
presentes, cabe resaltar, no obstante, el éxito de la unanimidad
alcanzada en torno a la definición de una posición antiimperialista
común de todos los partidos y movimientos de liberación o
emancipación participantes, y la creación de una nueva organización
con sede en la Habana: la Organización Tricontinental de Solidaridad
de los Pueblos (OTSP), que reagruparía a todos esos partidos o
movimientos allí representados. En su discurso de clausura , Fidel
resaltaría ese hecho primordial:

"En efecto, son los pueblos de tres continentes que han estado
representados aquí, son los movimientos revolucionarios de los pueblos
de tres continentes, que han definido una posición antiimperialista
común, a partir de ideas o de posiciones filosóficas diferentes, o de
creencias religiosas diversas, ellas mismas representativas a menudo de
ideologías diversas...Aquello que une hoy día a los pueblos de estos
tres continentes y del mundo entero, es la lucha contra el colonialismo
y el neocolonialismo, la lucha contra el racismo, y, en una palabra, la
lucha contra todos los fenómenos que son la expresión contemporánea
de aquello que nosotros debemos llamar "imperialismo".

Ese ímpetu revolucionario de la revolución cubana desde sus inicios y
su marcada influencia en las masas de campesinos, obreros, estudiantes
e intelectuales de América Latina, llevó al gobierno de los Estados
Unidos, de F. Kennedy, para contrarrestarla, a proponer en la reunión
del Consejo Interamericano Económico y Social (CIES), de la
Organización de los Estados Americanos (OEA), en la llamada "Primera
Conferencia de Punta del Este" (Uruguay), reunida en agosto de
1961,un programa de ayuda económica y social a los países
latinoamericanos, con el pomposo nombre de "Alianza para el
Progreso", que tendría una duración limitada a 10 años y una
inversión de 20.000 millones de dólares, cuyas fuentes habrían de
ser las agencias de "ayuda" norteamericanas, las agencias
financieras multilaterales ( BID y otros) y el sector privado por
conducto de la Fundación Panamericana de Desarrollo. Todos los países
de América Latina allí presentes aprobaron la Declaración y la Carta
de Punta del Este, salvo Cuba que se opuso radicalmente. "Plan
letrina" la bautizó el Ché , por lo irrisorio de sus objetivos,
reducidos en el campo social a amortiguar demagógicamente, con medidas
insuficientes e ineficaces, los efectos de una explotación
inmisericorde del continente, mientras los dólares invertidos, que no
lo fueron en su totalidad, unos iban a parar a los bolsillos de la
oligarquía parásita latinoamericana , otros a acrecentar el
endeudamiento de los países receptores, además obligados a
invertirlos en compras de bienes de capital y excedentes agrícolas a
la metrópoli imperialista, reconvirtiendo la despampanante
"ayuda"en fuente de ganancias capitalistas; otros cuajaban en
mayores y mejores inversiones de las trasnacionales norteamericanas,
redoblando el despojo de los recursos naturales de los países
"favorecidos".

Cuarenta y seis años después, el panorama latinoamericano es
desolador, en proporción inversa a los avances sociales, culturales y
económicos de la revolución cubana en esos mismos cuarenta y seis
años.

Justamente ese auge internacionalista de la revolución cubana desde el
inicio de su andadura revolucionaria y, particularmente, su deriva
ideológica y política hacia el marxismo-leninismo acompañada de una
política de alianzas con el bloque socialista del Este,-
explícitamente manifestadas en la apoteósica tercera celebración del
triunfo revolucionario en la bautizada Plaza de la Revolución de La
Habana -, despertó la histeria anticubana de los Estados Unidos de
Norte América, que dando un giro de tuerca más en su política de
garrote, hegemónica e intervensionista , dictó y obtuvo la exclusión
de Cuba de la Organización de los Estados Americanos (OEA) en la
Segunda Conferencia de Punta del Este, reunida el 22 de enero de 1962,
acusándola de "subversión del continente".

La respuesta del gobierno revolucionario de Cuba fue inmediata. La
Asamblea General del Pueblo, reunida de nuevo en la Plaza de la
Revolución, respondió al gesto brutal del imperio y de sus sirvientes
adoptando , el 4 de febrero de 1962, la "Segunda Declaración de la
Habana", que difería de la primera en cuanto no se limitaba a
afirmar objetivos generales, sino que hacía hincapié en las nuevas
vías revolucionarias que se ofrecían a América Latina. Se
reafirmaba en sus principios revolucionarios. Desentrañaba las razones
del odio y del miedo del imperialista yanki a la revolución cubana y
la impostura de la acusación de ser Cuba exportadora de su revolución
a los demás pueblos latinoamericanos. Valgan los siguientes
fragmentos :

"Frente a la acusación de que Cuba quiere exportar su revolución,
respondemos: Las revoluciones no se exportan, las hacen los pueblos".


"Lo que Cuba puede dar a los pueblos y ha dado ya es su ejemplo".

"Y ¿qué enseña la Revolución Cubana? Que la revolución es
posible, que los pueblos pueden hacerla, que en el mundo contemporáneo
no hay fuerzas capaces de impedir el movimiento de liberación de los
pueblos".


"Cuba duele de manera especial a los imperialistas. ¿Qué es lo que
se esconde tras el odio yanqui a la Revolución Cubana? ¿Qué explica
racionalmente la conjura que reúne en el mismo propósito agresivo a
la potencia imperialista más rica y poderosa del mundo contemporáneo
y a las oligarquías de todo un continente, que juntos suponen
representar una población de trescientos cincuenta millones de seres
humanos, contra un pequeño pueblo de sólo siete millones de
habitantes, económicamente subdesarrollado, sin recursos financieros
ni militares para amenazar ni la seguridad ni la economía de ningún
país?
Los une y los concita el miedo. Lo explica el miedo. No el miedo a la
Revolución Cubana; el miedo a la revolución latinoamericana. No el
miedo a los obreros, campesinos, estudiantes, intelectuales y sectores
progresistas de las capas medias que han tomado revolucionariamente el
poder en Cuba; sino el miedo a que los obreros, campesinos,
estudiantes, intelectuales y sectores progresistas de las capas medias
tomen revolucionariamente el poder en los pueblos oprimidos,
hambrientos y explotados por los monopolios yanquis y la oligarquía
reaccionaria de América; el miedo a que los pueblos saqueados del
continente arrebaten las armas a sus opresores y se declaren, como
Cuba, pueblos libres de América.

Aplastando la Revolución Cubana creen disipar el miedo que los
atormenta, y el fantasma de la revolución que los amenaza. Liquidando
a la Revolución Cubana, creen liquidar el espíritu revolucionario de
los pueblos. Pretenden en su delirio que Cuba es exportadora de
revoluciones. En sus mentes de negociantes y usureros insomnes cabe la
idea de que las revoluciones se pueden comprar o vender, alquilar o
prestar, exportar o importar como una mercancía más.

Ignorantes de las leyes objetivas que rigen el desarrollo de las
sociedades humanas, creen que sus regímenes monopolistas, capitalistas
y semifeudales son eternos. Educados en su propia ideología
reaccionaria, mezcla de superstición, ignorancia, subjetivismo,
pragmatismo y otras aberraciones del pensamiento, tienen una imagen del
mundo y de la marcha de la historia acomodada a sus intereses de clases
explotadoras. Suponen que las revoluciones nacen o mueren en el cerebro
de los individuos o por efecto de las leyes divinas y que además los
dioses están de su parte. Siempre han creído lo mismo, desde los
devotos paganos patricios en la Roma esclavista, que lanzaban a los
cristianos primitivos a los leones del circo y los inquisidores en la
Edad Media que, como guardianes del feudalismo y la monarquía
absoluta, inmolaban en la hoguera a los primeros representantes del
pensamiento liberal de la naciente burguesía, hasta los obispos que
hoy, en defensa del régimen burgués y monopolista, anatematizan las
revoluciones proletarias. Todas las clases reaccionarias en todas las
épocas históricas, cuando el antagonismo entre explotadores y
explotados llega a su máxima tensión, presagiando el advenimiento de
un nuevo régimen social, han acudido a las peores armas de la
represión y la calumnia contra sus adversarios. Acusados de incendiar
a Roma y de sacrificar niños en sus altares, los cristianos primitivos
fueron llevados al martirio. Acusados de herejes, fueron llevados por
los inquisidores a la hoguera filósofos como Giordano Bruno,
reformadores como Hus y miles de inconformes más con el orden feudal.
Sobre los luchadores proletarios se ensaña hoy la persecución y el
crimen precedidos de las peores calumnias en la prensa monopolista y
burguesa. Siempre en cada época histórica, las clases dominantes han
asesinado invocando su sociedad de minorías privilegiadas sobre
mayorías explotadas la defensa de la sociedad, del orden, de la
Patria: «su orden clasista», que mantienen a sangre y fuego sobre los
desposeídos, «la patria» que disfrutan ellos solos, privando de ese
disfrute al resto del pueblo, para reprimir a los revolucionarios que
aspiran a una sociedad nueva, un orden justo, una Patria verdadera para
todos".

Cuba es por un doble aspecto "la estrella solitaria", con luz
propia: Por su independencia y soberanía conquistada al imperio yanki,
que busca y ha buscado en toda su historia incorporarla por todos los
medios a su bandera, y por mantener a salvo su esencia socialista y
sus conquistas sociales en medio del asedio implacable de la
contrarrevolución en todas sus formas. Y es isla no aislada de los
pueblos latinoamericanos, indisolublemente unida a ellos a través de
su solidaridad y de su ejemplo.

Indiscutiblemente, los extraordinarios resultados sociales, y su
heroica resistencia frente a la constante agresión criminal de los
Estados Unidos de Norte América, obtenidos y mantenidos en el corto
plazo de sus cuarenta y siete años de existencia revolucionaria, han
de ser reconocidos como experiencias válidas y ejemplares para todos
los pueblos de América Latina en sus luchas contra el imperialismo,
por su liberación social, soberanía y libre determinación.

Fidel no es inmortal. Ni más faltaba. Solo que "el caballo", como
también lo conoce afectuosamente su pueblo por su corpulencia y su
vitalidad incansable, se irá un día como vino, con las botas
puestas, dejándonos la lucidez de su visión histórica y la dignidad
del hombre que no toleró, no tolera ni tolerará jamás yugo alguno,
ni la marca de esclavo sobre su piel y la piel de Cuba..La muerte es el
único hecho material, natural, ineluctable, aún invencible. Por eso
Fidel se irá materialmente un día, sin que haya podido contrariar ese
designio de la naturaleza. Se irá solo materialmente, no se sabe a
donde, pero ahito, con las alforjas llenas de servir al Pueblo pueblo,
que depositó en él toda su confianza y al que no ha defraudado. Sin
duda su viaje de ida será victorioso, fervorosamente acompañado por
el pueblo, de la misma manera como fue aclamado a su entrada en la
Habana al frente del ejército popular libertador, aquel inolvidable
para los pueblos del mundo 1° de enero de 1959.

Por lo pronto, para rabia de todos los explotadores y reaccionarios del
mundo unidos, aún sigue aferrada su corpulencia a la tierra fértil de
Cuba revolucionaria.