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Castrismo, imagen y puesta en escena

PL

8/17/2006 9:21:00 AM

Opinión
Castrismo, imagen y puesta en escena

Fidel Castro: ¿Estamos ante su último espectáculo como actor principal?

Elizabeth Burgos, París

martes 15 de agosto de 2006 6:00:00

La toma de conciencia de la imagen como transmisora de mitos fue precoz
en la carrera política de Fidel Castro. La imposición de su liderazgo se
debe en gran medida, a su capacidad de cautivar el imaginario e
instrumentalizar la subjetividad mediante la manipulación de la imagen.
Por ello en materia de comunicación y de transmisión, la revolución
cubana ha alcanzado un grado indiscutible de excelencia.

Lo que comúnmente se llama "revolución cubana", es, ante todo, una
eficiente maquinaria publicitaria que ha alcanzado la dimensión de una
multinacional de difusión de imágenes, difícilmente equiparable con
otras de su especie. Si se le otorgara el puesto que debería tener en la
historia contemporánea, la revolución cubana debería ostentar el título
de pionera en materia de política espectáculo. Es el primer intento
político del siglo XX cuyo éxito es proporcional a la importancia
rotunda alcanzada por la televisión en ese ámbito, pues ambos fenómenos
son contemporáneos.

La habilidad de Fidel Castro consistió en haberse percatado del impacto
de la transmisión de imágenes como arma de combate y haber puesto esa
técnica al servicio de su proyecto. La mezcla del empleo de los medios
más modernos de comunicación, y el anacronismo ideológico del imaginario
castrista, han seducido a las multitudes, porque el inconsciente es
reacio a adaptarse a la contemporaneidad de la historia. La nostalgia se
desliza entre la sofisticación digital y así se obtiene la
postmodernidad, la expresión por excelencia de la cultura actual; que no
es más que eso: actualidad.

Aunado a su destreza del manejo de la imagen, Fidel Castro posee el don
que le es complementario y con grado de excelencia: el de la puesta en
escena. No existe, en su largo historial político, un sólo episodio que
no haya sido objeto de una minuciosa organización de un escenario
previamente concebido.

Campanas precoces

Citaremos algunos de ellos al azar. Uno de los más ambiciosos y
espectaculares, por tratarse del primer intento, fue la sustracción y el
traslado de Manzanillo a La Habana de la célebre campana de La Demajagua
â??la "sagrada reliquia patriótica" con la que el "Padre de la Patria"
Carlos Manuel de Céspedes convocó a su dotación de esclavos a iniciar la
lucha por la independencia, el 10 de octubre de 1868.

La campana fue guardada en la Galería de los Mártires de la universidad
habanera, en espera de un mitin que debía celebrarse en la famosa
escalinata universitaria, lugar tradicional en donde los estudiantes
solían organizar encuentros y concentraciones políticas.

Entretanto, la famosa campana fue recuperada por las autoridades, y
Fidel Castro, a la sazón vicepresidente de la Escuela de Derecho, junto
a sus compañeros, para "resarcir la afrenta", deciden cubrir la famosa
escalinata universitaria con un inmenso lienzo negro en "señal de luto
por el asesinato de la dignidad cubana". Iniciativa que lo hace aparecer
como precursor del famoso artista plástico contemporáneo Christo, cuyo
arte consiste en empaquetar con tela los edificios emblemáticos de las
capitales del mundo.

El ataque al cuartel Moncada en 1953, cuyo autor intelectual, según
Castro, fue José Martí, significó el gran acto teatral que introdujo su
liderazgo político a nivel nacional. El desembarco del Granma,
suficientemente pregonado como para que el ejército de Batista estuviera
sobre aviso â??aparte del hecho de que Fidel Castro olvidó traer consigo
los mapas de las costas de la Islaâ?? y las fuerzas armadas esperaran a
los futuros combatientes, de los ochenta sobrevivieron bíblicamente doce.

De allí, Fidel Castro hace surgir la leyenda de los doce sobrevivientes,
lo que asimila la lucha revolucionaria a una escena fundacional, la de
Cristo y los Doce Apóstoles; demostrando la voluntad manifiesta de
poseer el control del origen, una de las claves de la instauración del
poder político o religioso, o ambos a la vez.

¿Y cómo olvidar que cuando uno de los más importantes editorialistas de
The New York Times, Herbert Mathews, autor de la celebridad del
revolucionario en Estados Unidos, subió a la Sierra Maestra a
entrevistarlo, este hizo desfilar varias veces a los mismos combatientes
para hacerle creer al norteamericano lo numerosa que era su tropa?

Tras la toma del poder, Castro ha gobernado ejerciendo un control férreo
sobre la población, pero cada acto político ha significado un
espectáculo en el que él ejerce el papel, a la vez de director de teatro
y de personaje principal, adjudicándole al pueblo el papel de figurante.

Es el figurante el que garantiza el ejercicio de la "llamada democracia
directa" de brazo levantado cuando se trata de obtener el "aval" del
pueblo para la aplicación, por ejemplo, de la pena de muerte o de otra
medida similar. O cuando el 16 de julio de 1959, para desembarazarse del
presidente Manuel Urrutia, el cual había expresado su descontento por la
presencia cada vez más visible de los comunistas en el gobierno, Castro
convoca al pueblo para anunciarle su decisión de renunciar a su cargo de
primer ministro. El pueblo por supuesto, entre Fidel Castro y Urrutia,
escoge a Fidel Castro y Urrutia se ve forzado a dimitir.

Preparando al público

Luego, su arte de director de teatro cobró singular relieve durantes los
diferentes juicios contra personajes del propio entorno del poder que en
algún momento expresaron desacuerdo con el régimen o, según su certero
olfato, podían pasar a la oposición.

Por lo general, el mecanismo del juicio se desarrollaba según una
dialéctica que va preparando al público hacia un desenlace que
conllevaba la muerte por fusilamiento del encausado, cuya culpabilidad
va siendo destilada a medida que se desarrolla la puesta en escena.

Así sucedió durante el famoso juicio a Marquitos (1964), un ex miembro
de la juventud comunista, acusado de haber entregado, presumiblemente
instigado por su partido, a un grupo de militantes que había participado
en el asalto al Palacio Presidencial, el 13 de marzo de 1957, cuyo
objetivo era asesinar a Batista. El grupo comunista de la universidad
era enemigo del Directorio, organizador del ataque.

Independientemente de la veracidad o no del hecho, en realidad se
trataba de una maniobra destinada a deshacerse de algunos aliados,
miembros del antiguo partido comunista cubano que le prestó un temprano
apoyo al proceso castrista, facilitándole el aparato político del que
carecía el movimiento revolucionario en los comienzos del régimen.
Evidentemente, Fidel Castro ya no los necesitaba, las relaciones con la
URSS ya eran sólidas y no precisaban de intermediarios, y, ciertamente,
los comunistas estaban tomando demasiado poder, por lo que se imponía
aplicarles lo que podría calificarse como el método del kleenex, muy
usado por Fidel Castro durante su largo reinado.

El 19 de abril, Marcos Rodríguez, Marquitos, es fusilado.

Los dos altos dirigentes a los que se les quiso implicar durante el
juicio, Joaquín Ordoqui, entonces viceministro de Defensa y Edith García
Buchaca, secretaria del Consejo Nacional de la Cultura, lograron salir
indemnes. Pocos meses más tarde, en octubre, Ordoqui fue víctima de una
acusación que, dado el contexto y el hecho de ostentar, nada menos que
este cargo de máxima confianza, no le dejaba salida posible: fue
inculpado de haber colaborado con la CIA durante su exilio en México,
hecho que por cierto, nunca se demostró.

Edith García Buchaca, esposa de Ordoqui, rechazó la acusación y
forzosamente lo siguió en su caída en desgracia. Desaparecieron de la
vida pública sin que nadie se ofuscara, puesto que durante el juicio a
Marquitos se había hecho germinar la idea de la sospecha de su
culpabilidad. Se presume que Ordoqui no fue fusilado gracias a la
intervención de los soviéticos, pues había sido un hombre de confianza
del Kremlin. Varios años más tarde, olvidado del mundo, Joaquín Ordoqui
moría en arresto domiciliario.

Espectáculo televisivo

El juicio más sonado en época reciente, celebrado en 1989 y al que fue
sometido un general que ostentaba el título de Héroe de la República, el
general Arnaldo Ochoa, podría ser materia de estudio en las escuelas de
teatro. Junto con Ochoa, se juzgó a otros oficiales por tráfico de
droga, actividad que indudablemente habían practicado, pero quienes
conocen medianamente el mecanismo del poder cubano no ignoran que sin
orden superior es imposible realizar semejante tarea en Cuba.

En ningún momento se le probó al general Ochoa haber traficado con
drogas; el documento final emitido por el propio tribunal que lo juzgó
así lo deja establecido. Sin embargo, en la opinión pública permanece la
versión de su culpabilidad por ese delito, gracias a la amalgama de las
dos causas. El mayor delito, conocido, del general Ochoa era la inmensa
popularidad de la que gozaba en el seno del ejército y el haber
manifestado cierta libertad de pensamiento con respecto al líder máximo.

En ambos juicios aparece la demostración de la técnica que lleva el
sello de Fidel Castro. El carácter de espectáculo televisivo, para dar
la impresión de transparencia, de que "nada se le oculta al pueblo", se
desarrolla según una temporalidad secuencial cuidadosamente establecida
de antemano, semejante a una puesta en escena teatral en el que cada
actor tiene adjudicado su papel y el modo en que debe desarrollarlo,
adaptándose a la mejor técnica de ficción hasta llegar al desenlace,
cuando la pena de muerte aparece como un hecho esperado, como un
desenlace lógico, en armonía con la trama que nunca contempló la
presunción de inocencia.

Al final del último acto, salvo los familiares que siempre guardan la
esperanza, el resto de la opinión pública no se siente sorprendida.

En la actualidad se lleva a cabo ante los ojos del mundo la que tal vez
sea la más espectacular: un suerte de ensayo general de la que sería la
última escena en la que Fidel Castro aparece como actor principal antes
de su desaparición real: su sucesión en el poder es la trama del libreto
que se está desarrollando. No es la primera vez que desaparece de la
escena pública y el rumor de su gravedad se disemina por el mundo, para
luego reaparecer cual ave Fénix emergiendo de sus cenizas.

Circunstancias, seguramente graves, condujeron a la primera figura, a
darle visibilidad protagónica al sucesor, su hermano Raúl Castro; sin
embargo, el documento que lo oficializa, tuvo el cuidado de estipular de
que se trata de una medida provisoria. Toda su capacidad de maniobra y
su pasión por el poder quedan aquí expresados. No descartaba la
posibilidad de una mejoría y de un regreso a ocuparse de los asuntos del
mundo.

Volverá al poder si se recupera, pues morirá en el poder. Raúl Castro
volverá a ocupar su papel de segundo, de sucesor potencial, como el
Príncipe Carlos de Inglaterra, pero puesto a prueba, por lo que asumirá,
públicamente, algunas responsabilidades de gobierno.

Competencia con la guerra en Líbano

Una escena exigua y local, de un país que está lejos de ser una gran
potencia con peso real en los destinos del mundo â??ni como poder
económico, político o militarâ??, ha ocupado durante unos días, gracias al
manejo magistral de la imagen de la enfermedad de su jefe de Estado,
tanto espacio mediático como el conflicto entre Israel y Líbano; un
conflicto de inmensa gravedad en el entramado geopolítico contemporáneo.

No obstante Raúl Castro, el hermano sucesor, ha tenido una muy breve
aparición, es parte del escenario establecido: el suspenso es
inseparable de su técnica escenográfica. Y como su nombramiento es
provisorioâ?¦.

Mientras, la puesta en escena sigue su curso: conjeturas y declaraciones
oficiales se suceden y las redes internacionales del castrismo son
convocadas a manifestarse y a enviar los clásicos mensajes de
solidaridad y de denuncia del "imperialismo americano" firmados por
premios Nobel, escritores célebres, o por profesionales de la
solidaridad, lo que permite hacer una demostración del apoyo
internacional con que aún cuenta, evaluar la reacción de la comunidad
política internacional en relación con el cambio que se operaría con su
salida del poder.

Pero sobre todo, y esta debe ser la razón principal, para evaluar la
reacciones internas que emanen de los diferentes estamentos de la
oligarquía castrista ante los cambios que, sin duda, van a operarse ante
al liderazgo de Raúl Castro y ante los herederos del poder designados
por el líder máximo.

En el nivel de la opinión pública internacional, el hecho sobre el cual
se han centrado los medios ha sido la figura de Raúl Castro, que hasta
ahora había despertado poco interés.

El tándem de los hermanos

El antiguo analista de la CIA, Brian Latell, encargado de analizar los
discursos de Fidel Castro desde el comienzo del poder castrista y que
continúa haciéndolo tras su jubilación, ahora en el ámbito académico, es
el único en haberse interesado por el personaje del hermano.

En un interesante libro de publicación reciente, After Fidel. The Inside
Story of Castro's Regime and Cuba's Next Leader, afirma que Fidel Castro
y Raúl Castro conforman una pareja absolutamente complementaria. Sin la
colaboración de Raúl Castro, Fidel Castro no hubiera permanecido tanto
tiempo en el poder, ni hubiera podido desarrollar su vocación de
liderazgo mundial.

Raúl ha sido el aliado indispensable, el forjador de la institución, que
es el pilar por excelencia del Estado, que son las Fuerzas armadas. El
talento, el estilo y los gustos se complementan en el uno y en el otro.
Las debilidades de uno, él otro las compensa, con cualidades
complementarias. En donde Raúl falla â??comunicación, planes estratégicos,
manejo de las crisisâ??, Fidel es el maestro absoluto. En cambio, Fidel
flaquea en sentido de la organización y la gestión, en lo que Raúl es el
experto.

En el tándem que forman los hermanos, Fidel Castro sería la figura del
director de teatro mientras que Raúl Castro sería el productor. De
hecho, apunta Latell, Raúl demostró sus dotes de organizador militar
desde la guerrilla cuando en la Sierra Cristal, en el Segundo Frente,
mostró un sentido de la organización excepcional, incluso logró
controlar una zona mayor que la de su hermano. Allí elaboró un modelo de
administración que le sirvió de base para cuando alcanzaran el poder.

En su diario de campaña menciona que llegó a formar ese frente con
cincuenta y tres hombres, y al cabo de nueve meses el grupo lo
integraban unos mil hombres. Organizó un servicio de inteligencia,
escuelas, hospitales y servicios administrativos que sirvió de núcleo
para el futuro Estado cubano impuesto por la revolución. En su diario se
percibe una obsesión por la administración; es por ello que gracias a su
manera de conducir las Fuerzas Armadas, a su sentido de trabajo en
equipo, la única y verdadera meritocracia en Cuba emerge de ellas.

Fidel Castro aparece como el médium de los sueños de grandeza de una
Isla que se mide con el mundo, y Raúl Castro, el pragmático que les da
la estructura real.

Según Latell, los secretos de la historia de revolución cubana serán
visibles el día que se conozcan los entretelones de las relaciones entre
los dos hermanos, que el analista americano compara a los muros de
piedras superpuestas y que encajan perfectamente entre sí, de las
construcciones incas que se ven en el Cuzco, Machu Pichu y otras zonas
de Perú.

En todo caso, se trata de una relación excepcional y tal vez única en el
panorama histórico del poder latinoamericano, e incluso del mundo: el
que un jefe de Estado le confié la organización y el mando de las
fuerzas armadas, de por vida, a un hombre porque sabe que jamás va
conspirar en su contra ni intentará apoderarse del poder.

Fidel Castro ha podido gobernar libre de la angustia de la traición en
el estamento más inmediato del poder. Un grado de confianza y de
seguridad del que ningún jefe de un régimen de la índole del cubano ha
gozado, ni por tanto tiempo. Incluso, en sus tumultuosas relaciones con
la Unión Soviética; pues, según Latell, si Raúl Castro integró el PSP
(Partido Socialista Popular, antiguo Partido Comunista) en los años
previos a la revolución, fue por orden de Fidel Castro, quien quería
contar con el apoyo soviético, pero sin verse acusado de simpatías
comunistas lo que le hubiese restado apoyo en sus propias filas.

Moscú pensaba contar así con su hombre en La Habana, cuando lo que
realmente sucedía es que Fidel Castro contaba con su hombre en Moscú.

La última imagen del castrismo

En esta puesta en escena, Raúl ha subido a las gradas como personaje
principal de la escena, pero invisible, pues su presencia está
supeditada al carácter provisional de la delegación de poderes que se le
ha conferido. Si el actor principal se recobra, por poco que sea, es
indudable que volverá a ocupar su puesto habitual, aunque sea ya como
esos ancianos muy disminuidos, que se les coloca en un sillón del salón
los días de festejos familiares.

Tal vez la última imagen del castrismo â??que indudablemente morirá con
él, pues nadie más podrá ocupar el papel de encantador de serpientesâ??
será como la de esas fotografías color sepia cubiertas de ese halo de
nostalgia que nimba las imágenes del pasado.

De alguna manera esa fotografía representará esa extraña relación que
los cubanos han mantenido con el líder máximo, que pese a los
sufrimientos que les tocado vivir a todos debido al deseo desmedido de
un hombre de proyectarse en la historia, pues tanto los afectos al
régimen como los anticastristas, lo llaman Fidel, tal como se nombra a
los monarcas.

Si Raúl Castro logra asumir públicamente un poder, que de hecho parece
haber ejercido hasta ahora detrás del trono, cambiará el estilo, pero no
la naturaleza del régimen. Sin embargo el hecho de ese cambio de estilo,
aunque no de contenido, representa en sí un cambio radical, pues
clausura la época de la fabrica de ilusiones y la del afecto incautado;
las imágenes quedarán huérfanas pues ya no contarán con el médium que
les daba vida, ya nadie será rehén de una ficción; la subjetividad de
los cubanos, y de muchos otros en el mundo, quedará libre y recobrará el
raciocinio del pensamiento político que permite pensar la democracia.

Un régimen al desnudo

Desprovisto del mesianismo carismático de Fidel Castro y de su
omnipresente imagen tutelar, que de alguna forma representa el ideal de
la identidad viril cubana, y del afecto real de amor y de odio, o de
amor-odio que despierta su persona, el talante poco carismático de la
personalidad de Raúl Castro dejará al desnudo la verdadera naturaleza
del régimen: una dictadura de corte estalinista, o como las otras que se
han conocido en el resto de América Latina, sin ningún atractivo,
similar a las que imperaron en lo diferentes satélites que conformaban
la URSS.

Tal vez entonces, la oposición pacífica del interior deje de ser
minoritaria y los cubanos que viven en la Isla se sumen masivamente a
ejercer una oposición activa que prefigure la futura democracia cubana,
como se vio en los países del Este y en otros del continente, y se sume
al verdadero y gran debate que atañe a toda la América Latina: la
naturaleza de la democracia que queremos y necesitamos.

En cuanto al gran tema tabú que atañe particularmente a Cuba: el de sus
relaciones con Estados Unidos, me inclino a citar el luminoso ensayo de
Jesús Díaz La responsabilidad de David, en el que él expresa de manera
diáfana, sin tergiversaciones, cómo Cuba debe encarar esas relaciones
tomando ella la iniciativa, actuando de manera activa y decidida:

"Cuba sólo tiene que temerse a sí misma. A nuestra propia incapacidad
para entendernos entre cubanos, en paz y en aras de un proyecto común.
Estoy convencido de que ese proclamado miedo pánico con respecto a
Estados Unidos no es más que una máscara del miedo a asumir nuestra
propia libertad, nuestra propia responsabilidad como nación todavía
inacabada. Nunca seremos absorbidos porque pertenecemos por naturaleza
cultural e histórica a la encrucijada de tres mundos. Somos parte de
Latinoamérica, del archipiélago Caribe y frontera con Estados Unidos
(...) Pero no podemos entrar al siglo XXI con una mentalidad del siglo
XIX, en el que el Estado-nación era el valor absoluto, prácticamente
único, cuando incluso el país que lo inventó Francia, ha sido uno de los
motores de la integración de la Unión Europea (...) Desde mi punto de
vista la prueba única y verdadera de la independencia cubana sería el
establecimiento de dicho Estado de derecho sin tener en cuenta el
proceder de Estados Unidos. Dicho en otras palabras, condicionar el
establecimiento de la democracia en Cuba al levantamiento del embargo
por parte de Washington es no sólo una prueba de totalitarismo y de
miedo a la voluntad popular cubana sino también una vergonzosa
manifestación de espíritu anexionista" (Encuentro No. 15, 1999/2000).

La lucidez de Jesús respecto a este tema crucial, en las circunstancias
actuales, acentúa el sentir de su ausencia.

URL:
http://www.cubaencuentro.com/es/encuentro_en_la_red/cuba/cuba_hacia_donde_y_como/castrismo_imagen_y_puesta...

1 Answer

Satish

3/19/2014 3:26:00 PM

0

On Wednesday, March 19, 2014 7:58:17 AM UTC-7, rst9 wrote:
> Grow up, born liar Satish Kumar Madhavan.
>
> You can see why you are living in misery as an illegal alien hiding in Overland Park, Kansas, here in the U.S.
>
> Return to India where you belong.

Real Name:
Yale Guen Mar

Yale Guen Mar masquerades as:
Rusty Wyse
Resty Wyseman

Yale Guen Mar posts as:

rst0wxyz@yahoo.com
rst2wxyz@yahoo.com
rst4wxyz@yahoo.com
rst7wxyz@yahoo.com
rst9wxyz@yahoo.com

Yale Guen Mar's phone numbers are:

(209) 722-0463
(510) 531-7359


Yale Guen Mar was born on Fbruary 1, 1938

Yoale Guen Mar was shipped off in 1949 from Hong Kong by his step mother to his alleged biological father in San Francisco.


After 64 years in USA, Yale Guen Mar's English is as shaky as ever. He has managed to forget the Tai Shanese he learnt before he was shipped out in 1949 from Hong Kong to his alleged biological father in California. Yale Guen Mar has not managed to learn English (both spoken and written) in the bargain.



Yale Guen Mar belongs to the 50 cent party, that is his sole professional affiliation:


*****************

http://en.wikipedia.org/wiki/50_... ;

The 50 Cent Party are Internet commentators (?????, ?????, wanglù pínglùn yuán) hired by the government of the People's Republic of China (both local and central) or the Communist Party to post comments favorable towards party policies in an attempt to shape and sway public opinion on various Internet message boards. The commentators are said to be paid for every post that either steers a discussion away from anti-party or sensitive content on domestic websites, bulletin board systems, and chatrooms, or that advances the Communist party line.

*******************


Yale Guen Mar is, at best a double agent, with primary loyalty to the bandit regime in Beijing.

He has been thrown out by at least two ex wives for his total lack of morality and hygiene (not necessarily in that order) :

Ditto for two of his disillusioned girl friends:

May Fung
Yuhua Luo


Here's photo of rst0/2/7/9 from his younger days that he has posted on the internet for seeking girlfriends thru dating services:

http://img16.imageshack.us/img16/3928/chin...

An US citizen as he is, rst0/7/9's heart was always with the CCP dictatorship in Beijing - you can see the hammer and sickle in gold that he is proudly displaying on his collar.


Yale Guen Mar

Age: 76
Birthday: 2/1/1938
Location: Merced, California, USA

Address:

3851 Twilight Avenue
Merced, CA 95348, USA


I wouldn't trust anyone with so many aliases including such fancy ones as Rusty Wyse and Resty Wyseman.