AGRA2R
8/29/2006 11:56:00 AM
Paz... ¿Paz? ¿Cuál Paz?
Los colombianos ansiamos la PAZ
La Paz que ansiamos tiene que ser construída entre todos. Para
hacerlo hay que 'tocar' las causas que originaron la guerra y ver
quiénes son sus creadores e impulsores. La paz no es sólo silenciar
los fusiles, sino cambiar las estructuras y las superestructuras. No
puede haber paz mientras los niños se mueren de hambre y en 'paseos
de la muerte', escribe José María Carbonell.
Por José María Carbonell, ANNCOL
En un país en paz es siempre necesario hablar de la paz. En un país
en guerra es imprescindible hablar de la Paz. Y más que hablar es
impostergable adelantar acciones para construirla. ¿Construirla? Sí,
construirla. La Paz se construye, como todos nosotros construimos
nuestro mundo, o un edificio por ejemplo.
Pero para construir la Paz hay que hacerlo con hechos. Hay que pasar
de la retórica, de la palabrería vacua, del aprovechamiento del
sentimiento de Paz de la inmensa mayoría de los colombianos, pasar
digo, a acciones concretas. Para el caso nuestro, hay que dejar de
lado los discursos sobre la `necesidad' de la paz, de las `ventajas'
de vivir en Paz, etc, etc. No es posible seguir en el círculo
vicioso de decir "yo quiero la paz... pero...", de la discusión
bizantina que remolonea en torno de la palabra paz.
¿Cuál es la causa de la guerra? El ejercicio excluyente del poder en
lo económico, lo político, lo social.
Construir la Paz implica entonces visualizar las causas de la
guerra. ¿Quiénes sumieron en la guerra a nuestro país? ¿Cuál es la
base real de la guerra? ¿Cuál es su causa íntima? ¿Cuáles son las
consecuencias de la política de guerra? Lo que equivale a decir que
para comenzar a construir nuestro mundo en guerra tenemos que
comenzar a des-construir las `sinrazones de la guerra', es decir,
sus cimientos, sus bases.
En Colombia la base de la guerra es el ejercicio excluyente del
poder, ejercido violentamente por parte de los sectores que lo han
detentado. Ese ejercicio violento ha producido la exclusión de la
inmensa mayoría de colombianos de los beneficios que ha podido
generar la economía -por el trabajo valeroso y abnegado de millones
de trabajadores colombianos-, y la explotación de nuestros recursos
naturales. Este ejercicio violento no sólo expolia a campesinos e
indígenas de sus tierras -una forma distorsionada de acumulación
capitalista-, sino que se nutre parasitariamente de la sangre de los
trabajadores (capitalismo tradicional, salvaje).
De ahí parten entonces las `otras' causas -que en el fondo son del
mismo tenor-, exclusión del poder político, injusticia social,
agresión contra los que protestan contra el `estado de cosas' e
irrespeto y violentación de sus vidas (derechos humanos), etc, etc,
políticas adelantadas para seguir usufructuando el poder económico.
Paz... ¿Cuál Paz?
En Colombia no es posible firmar acuerdos de paz para que todo siga
igual.
En ese orden de ideas es también imprescindible plantear qué tipo de
paz se busca y se quiere construir. Según lo que hemos investigado
en las propuestas gubernamentales, pretenden una `paz' al estilo
centromericano, en donde las guerrillas silenciaron los fusiles sin
tocar el aparato estatal y su base económica.
Con todo el respeto que me merece el proceso en centromérica,
negociado de acuerdo con sus condiciones concretas y visiones, no
creo que sea el `tipo de paz' que necesitan y exigen los
colombianos. En Colombia es necesario para alcanzar la Paz -con
mayúscula- que en el proceso de construcción de ella, se toque todo
el aparato estatal, la estructura y la superestructura.
En Colombia no es posible firmar acuerdos de paz `para que todo siga
igual', sino que es imperativo construir la paz con cambios de
fondo. Si no lo hacemos estaríamos perdiendo el tiempo porque a la
vuelta de la esquina esas causas que persisten generarían o
revivirían el conflicto, la guerra.
La paz del gobierno uribista
Uribe Vélez pretende alcanzar una paz de los cementerios, con fosas
comunes, con masacres y asesinatos selectivos
El gobierno oligárquico y proimperial de Uribe Vélez tiene
la `visión' de que la paz se puede hacer al
estilo `centroamericano': silenciar los fusiles sin tocar la
inequidad económica (ricos y pobres, acumulación de capital y
tierras en manos de unos pcos), sin tocar la intolerancia política
agenciada desde el estado y su palpable falta de democracia (el
genocidio de la U.P., es una muestra), sin tocar la injusticia
social (carencias de todo tipo: salud, educación, vivienda,
servicios públicos, etc), sin tocar la violación de los derechos
humanos de los colombianos (masacres, desapariciones forzadas,
asesinaos selectivos, desplazamiento forzoso interno, en cuya base
está el Terrorismo de Estado), sin tocar el aparataje de
la `justicia'.
El gobierno de Uribe Vélez pretende una paz de los cementerios, y
más que eso, una paz con fosas comunes, con masacres y asesinatos
selectivos adelantados por las bandas narcoparamilitares, dirigidas
y manejadas desde el estado -incluido el gobierno-, los cuales
pretende queden en la más absoluta impunidad con su `Ley de Justicia
y Verdad', verdadero manto que excusa los crímenes de Lesa Humanidad
cometidos por el Terrorismo de Estado. Esta práctica criminal, como
si fuera poco, se sigue desarrollando en la actual administración
con igual sevicia que antes.
La verdadera Paz
Que ni un niño muera por hambre ni en los `paseos de la muerte'.
La verdadera Paz se logrará cuando en Colombia todos los colombianos
podamos disfrutar de los beneficios que da el desarrollo económico,
cuando no exista la brecha entre ricos y pobres, no exista desempleo
(Venezuela se acerca al desempleo 0, Colombia persiste crónicamente
en el 20%); cuando el ejercicio de la política esté al servicio del
pueblo y no para beneficiar las castas parásitas de siempre, cuando
hacer política de oposición no se castigue con el asesinato, cuando
todos los partidos tengan oportunidades por igual de plantear sus
propuestas y sus mensajes.
Cuando ni un niño muera por desnutrición causada por el hambre,
cuando no haya un solo asesinado en los `paseos de la muerte',
cuando todos tengan acceso a la salud, a la educación, a una
vivienda digna, con adecuados servicios públicos, ese día podremos
hablar de que vivimos en Paz. Cuando los ancianos disfruten con
tranquilidad su merecida pensión. Cuando las mujeres reciban igual
salario por igual trabajo, cuando no sean violentadas por
los `machos' que las golpean y ultrajan.
En ese orden de ideas, rescatamos la posición de la guerrilla de las
FARC que no es sorda al clamor de la inmensa mayoría de colombianos
y poco a poco va colocando ladrillos en las bases de la Paz. En esa
dirección, su petición de despejar los municipios de Pradera y
Florida, y la ratificación del nombramiento de sus negociadores para
las conversaciones sobre Intercambio o Canje de prisioneros, es otro
ladrillo que se agrega al cimiento de la Paz en Colombia. De igual
manera, la Agenda Común acordada durante las conversaciones con el
gobierno de Andrés Pastrana, es un importante punto de arranque para
cualquier proceso. Estos son verdaderos hechos de Paz.